Las Pelotas en el Luna Park




Fue extraño. "Veo, veo, veo, veo, se lo dedicamo' al Bocha que lo mira desde el cielo", cantaba el público prendido fuego. "¡Están equivocados!", interrumpió Germán Daffunchio. Epa. La banda cortó la canción que estaba arrancando. Silencio en el estadio. "No, iba a decir que está acá, nada más", aclaró el cantante. Y chau cantito. Una de las tantas postales de Las Pelotas en el Luna Park, un desembarco que para cualquier grupo hubiera sido de carácter consagratorio, menos para ellos, que ya llevan 20 años en la ruta.

Nuevo disco, nueva etapa, viejas mañas. Primero, sin mediar palabra con la gente, sonó material de Despierta, como "La semilla", "¿Qué podés dar?" y "Saben". Después, algunas de Basta ("Ya no estás", ese hit que no fue) y el flashback con "Orugas" (soundtrack ultraviolento de Carancho). Varios invitados dijeron presente. Gillespi ("Un pelotero que nunca se fue, un amigo del alma, excelente músico y excelente compañero de copas") asomó en el bloque reggae, para "Si pudieras" (oldie de Máscaras de sal), "Transparente" y "Que estés sonriendo". Un aroma dulzón recorría todo el estadio. "¡Uva, uva!", pedía la monada, pero no hubo quórum. Fernando Ruiz Díaz se sumó en "Si quisiste ver" y se dio el gusto, como en el disco. Tavo Kupinski descansaba a un costado del escenario. Hay que decirlo: la inclusión del ex Piojos revitalizó a la banda, como si le hubiera sacado años de encima.

Momento intimista. Gabriela Martínez, sola con Sebastián Schachtel, cambió bajo por guitarra y desempolvó "Menos mal", track oscurito de Para qué? Muy pocos lo recordaban. Daffunchio, en cuclillas, se encargó de "Más que un deseo", otra de sus tantas odas al mar. "Me cuesta decir cuánto los queremos, lo contentos que estamos acá", le confesó al público, parco como de costumbre, con su pose anti-pose. Sus compañeros le cantaron el feliz cumpleaños y no sabía dónde meterse. "El día que se murió Sarmiento", ironizó, para darle paso a "Capitán América" y sus "torres de cristal irrompibles", justo en el noveno aniversario del atentado.

Más dedicatorias: a Julio López ("Desaparecido"), Tinelli & Fort ("Músculos") y al propio Luca, ritual infaltable. Entre Daffunchio y Roberto Pettinato hicieron "Perdedores hermosos", versión del tema inspirado en la novela de Leonard Cohen, con acople y silbatina incluida. Para seguir con la mística de Sumo, agregaron "Cinco magníficos" y se despidieron con "El ojo blindado", con todos los invitados de la noche invadiendo el escenario. En rigor, 36 canciones compactadas en 3 horas de show. Nos vemos en el DVD (¿O habrá que decir Debede?).

Por Nicolás Igarzábal para rolling stone