Messi en la Revista Time

Time arrojó la teoría de que Messi, consagrado ya como celebridad universal, no es querido en la Argentina. ¿Será porque no es conflictivo?
Ya está. Ahora somos como todos los demás. Esta playa del sur, no tan al sur del sur, que presumía un poco de elitista, exclusiva (un poco tilinga también) y ajena al mundanal ruido, cayó en las redes que siempre quiso evitar. No se habla esta semana de otra cosa que no sea de Lionel Messi. ¿La razón? La revista Time, de Estados Unidos, que cada año consagra con su tapa al personaje de ese lapso, eligió a Messi, lo bautizó como “The King Leo” y lanzó la polémica: “¿Por qué en su país no lo quieren?” Vamos por partes. Time ya no es lo que era. La revista fundada por Henry Luce, un tipo que tuvo muchos lazos con la CIA, dato que los biógrafos de Luce y de Time se empeñan en ignorar, también sucumbió a las leyes del mercado. Messi es personaje del año pero sólo para Europa, Asia y Pacífico sur. Para EE.UU., la revista eligió como personaje del año a quienes protestan por lo injusto que marcha el mundo.
Siempre que Time consagra, arma lío. Es ley. En 1938 el newsmagazine consagró a Adolfo Hitler como personaje del año, muchacho duro de ensalzar si los hubo, pero Henry Luce pensaba así. También bendijo a José Stalin, a Winston Churchill y a Franklin Roosevelt en los años negros de la Segunda Guerra. En 1979 tuvo la audacia de regalarle ese pedacito de gloria al Ayatollah Khomeini, que mantenía secuestrados a más de cuatrocientos estadounidenses en Teherán. En 1982 fue visionaria: hizo personaje del año a la computadora, el primer consagrado no humano de la historia. Bueno, dicen que Messi no es humano, de manera que Time se limitó esta vez a cumplir con sus preceptos.
Lo bueno de que te consagren es que te ponen a la derecha de Dios. Lo malo es que después tenés que demostrarlo.
Es raro que en estas playas se hable de Time, porque no se lee. Pero, últimamente, la gente habla mucho de lo que no lee. Y también es raro que se hable de Messi, porque los nativos de estos lares ven al fútbol como un mal irremediable, necesario y vulgarote. Todos vemos como bestias, Barça vs Real Madrid. Pero muchos lo hacen con la nariz fruncida. Eso sí, por las dudas, los hijos de los fruncidos, de entre tres y diez años, andan todos con la redonda bajo el brazo, no vaya a ser cosa que… Algunos pintan. Otros, ya se los ve, no llegarán a ser un cinco voluntarioso en un futsal de Aldo Bonzi o Villa Domínico.
Por supuesto, sobre Messi y el amor de los argentinos quien tiene una teoría polémica es el Viejo Miguel, el pescador que habla a los peces para que suban a su bote, en vez de pescarlos con caña o medio mundo. El Viejo asegura que alguna vez hizo pata ancha en la reserva de Gimnasia y Esgrima de La Plata. Las cicatrices que muestran sus tobillos parecen darle la razón. Escuchemos.
“No busques por el lado del amor. Es ausencia de quilombo. Messi no es quilombero. Y en la Argentina, si no sos quilombero no podés hacer nada. Ni gobernar. Al chico le falta conflicto; es educado, cortés, afable, te raspa sin hacerse notar, te humilla con ternura, casi ni habla y, fuera de la cancha, sabemos poco y nada de él. Y eso, para nosotros, es intolerable. Lo amaríamos si lo viéramos de parranda en una cantina o en el casino de Montecarlo; si tuviera drama con la droga, el alcohol, las chicas o al menos con los vecinos; si puteara en sánscrito a Guardiola o quisiera huir del Barça para recalar en Atlanta. En fin, esas cosas. Pero el chico ni mu. Como dicen, de la cintura para abajo es argentino y de la cintura para arriba, europeo. Le falta tragedia encima. Y así no te ganás el amor de nosotros, que somos unos monstruos. No es que no lo queramos. No sabemos si quererlo o no, que es más grave”.
Como teoría es inquietante, no digan. Más que la tapa de Time.
El Viejo ahonda en la vida deportiva de los argentinos no deportistas: “Somos raros. Nos pasamos la vida impulsando duelos personales: Menotti vs Bilardo, Passarella vs Maradona, Maradona vs todos, Palermo vs Riquelme, Boca vs River, Central vs Newells, Racing vs Independiente; como en el tenis: Vilas vs Clerc, Gaudio vs Coria, Del Potro vs Nalbandian, para hacerla corta. Pero a la hora de un Mundial o una Copa Davis, pregonamos: tenemos que estar unidos. Somos unos esquizofrénicos. Y encima, Messi jura que quiere terminar su carrera aquí. Ese día sí la Time le va a tener que dar otra vez la tapa”.
El Viejo está fulo, melancólico y cáustico. Ya es hora de volver a casa y pronto, en estas playas no quedarán ni rastros de nosotros y nuestras angustias de bronceador. Ni de Messi, que ya es decir.
Lo bueno del verano es el verano. Lo malo es que termina.
fuente Clarin.com