BB King, el rey eterno

"Sí, tengo 84 años, pero no estoy muerto", bromea con el público. Su voz resuena en un Luna Park perplejo ante este mito viviente. Vestido con un llamativo saco de varios colores y corbata de moño, acaricia las cuerdas de Lucille, su guitarra. Es el rey eterno, el dueño del blues. Es BB King que, después de doce años, volvió a visitar la Argentina.

"Estoy muy contento de volver a la Argentina, aunque estoy muy triste porque extraño a mi amigo", fueron las primeras palabras que Riley B. King, su verdadero nombre, pronunció al comienzo del show. Su amigo era nada menos que Norberto Napolitano, Pappo, el ícono del blues local, que tocó muchas veces con su par norteamericano.

Con ocho músicos que lo acompañaban en el escenario, BB King le dedicó varios temas a Pappo. Pero también, y haciendo gala de su típica caballerosidad, cantó a las mujeres. "A veces me dan ganas de tirar la guitarra y salir corriendo a perseguir a los hombres que hablan mal de las mujeres", decía a manera de introducción de una brillante versión de "You are my sunshine".

A pesar de sus 84 años, no paró ni un segundo de entretener al público. "Sé que mi inglés es muy malo, pero mi castellano es peor", ironizaba. Pero, aunque hablara en otro idioma, el público lo seguía, reía con él, cantaba con él y, sobre todo, disfrutaba del lujo de poder presenciar el show de este astro que sigue haciendo honor a su trono.



El camino al éxito. BB King nació en 1925 en Itta Bena, Misisipi, Estados Unidos. Gran parte de su adolescencia la pasó trabajando en los campos de algodón, en una época donde el racismo estaba a la orden del día y la vida de la comunidad negra era muy dura.
Comenzó a acercarse a la música de la mano del Gospel, en las iglesias del sur norteamericano. Pero de a poco se fue enamorando del blues y, a pesar de que este estilo era en aquel momento música racial y, por lo tanto, ampliar el público era una misión casi imposible, siguió fiel a su estilo.
Con los años y en parte gracias a la influencia de su primo el blusero Bukka White, y en otra gran parte debido a su voluntad y su capacidad autodidacta, el Street Boy Blues, de donde vendría luego su apodo, fue creando un estilo único, caracterizado por la idea de que "cada nota cuenta" dentro del fraseo y el vibrato con la mano izquierda, modalidad que tomó prestada de músicos como Blind Lemon Jefferson y T-Bone Walter y que luego sirvió de modelo a guitarristas de la talla de Eric Clapton y George Harrison.
Desde la década del 50, BB King inició sus giras en autocar con toda la banda a cuestas. Y desde ese momento, nunca se alejó la música, ni siquiera cuando algún obstáculo se le cruzaba en el camino. Cuenta su biografía que una vez, luego de un accidente de tránsito, tuvieron que darle varios puntos en el brazo derecho. Para no cancelar el show de esa noche, se presentó ante su público y tocó todo el tiempo golpeando las cuerdas con la mano izquierda.
Su compañera de aventuras fue Lucille, o todas las Lucille que son parte de sus vidas. Así es como llama a sus guitarras. El nombre surgió una noche en que tocaba en un bar. Dos hombres entablaron una pelea y al tirar una lámpara el lugar comenzó a incendiarse. Todos lograron salir ilesos, pero cuando BB King se percató de que su guitarra había quedado adentro del local, arriesgó su vida y cruzó las llamas para salvarla.
Luego se enteró que la pelea entre los causantes del incendio había sido originada por una mujer llamada Lucille. De ahí en más, todas sus guitarras llevarían ese nombre.
Su talento atravesó décadas y hasta el día de hoy, como se podía apreciar anoche en el show del Luna Park, sigue encantando al público más variado. Es que este rey, que según la revista Rolling Stone ocupa el tercer puesto entre los guitarristas más grandes de todos los tiempos (después de Jimi Hendrix y Duane Allman), no se pasa de moda.



Por Sol Amaya De la Redacción de lanacion.com mamaya@lanacion.com.ar