LOS 60 DE LA TELE

Del cubo mágico a la caja boba

En seis décadas de existencia, los cinco canales abiertos vivieron al compás de los avatares políticos. Las estrellas que surgieron, los programas inolvidables y el paso del tiempo hasta nuestros días. La primera imagen fue Evita y hoy Tinelli es el rey.
Rodeada de gran esceptiscismo por parte de los porteños, que ya desde entonces aplicaban como método para encarar la vida el “no va a funcionar”, la televisión nació en la Argentina un frío y lluvioso miércoles 17 de octubre de 1951. Se cumplen hoy exactamente sesenta años desde que fue presentada en sociedad como “el cubo mágico” y lo hizo impulsada por el gobierno de Juan
Domingo Perón. Sin embargo, la mano ejecutiva de aquel ambicioso proyecto fue Jaime Yankelevich: “A mí no me interesa todo el dinero que haya que invertir en este proyecto, cualquier cantidad de millones sería poca”, dijo el empresario inmigrante, nacido en Bulgaria y fundador de LR 3 Radio Belgrano. Con esa “loca idea” en su cabeza, dos meses antes había viajado junto a su hijo Samuel (abuelo y padre respectivamente de Gustavo Yankelevich) para traer desde Estados Unidos once cámaras, dos camiones de exteriores y una antena de cincuenta metros de altura, que se estrenaron en el multitudinario acto conmemorativo por el Día de la Lealtad realizado en Plaza de Mayo. El país estaba divido en peronistas y antiperonistas y Evita, enferma de cáncer, reaparecía públicamente luego de su epopéyico discurso de dos meses antes (el 22 de agosto), en el que anunció que no acompañaría al general en la fórmula presidencial. En ese entorno, y con una transmisión que muy pocos pudieron ver dado que casi nadie tenía televisores en sus casas, los primeros que se maravillaron con el novedoso invento fueron quienes, al no poder acercarse a la Casa de Gobierno por la multitud reunida en la plaza, lo hicieron parados frente a las vidrieras de electrodomésticos de la calle Florida.




Aquella primera emisión del recién fundado Canal 7 se llevó a cabo con los mismos técnicos y locutores de Radio Belgrano, de donde surgieron los pioneros Enrique Telémaco Susini como director de cámaras y los artistas Guillermo Brizuela Méndez, Nelly Trenty, Adolfo Salina y Nelly Prince (mamá de Cristina Banegas), que hoy es la única testigo de aquel acontecimieto. “Yo había debutado en teatro a los 6 años y a los 9 empecé en la radio. Y cuando arrancó la televisión no dudé en incorporarme haciendo avisos. Me acuerdo que corregía el texto de las publicidades porque estaban escritos como si estuvieramos haciendo radio y yo les decía que la televisión era imagen.” También en esa camada surgió Lidia Elsa Satragno, conocida como Pinky, y más tarde aparecerían otros de la talla de Antonio Carrizo, Cacho Fontana, Juan Carlos Thorry, Analía Gadé, Diana Maggi, Jean Cartier, Pepe Iglesias “El Zorro”, Doña Petrona C. de Gandulfo, los cómicos Barbieri (padre de Carmen Barbieri) y Pelele, Ana María Campoy y Pepe Cibrián (padres de Pepito Cibrián), Nicolás del Boca, Rafael “el Pato” Carret, Emilio Ariño, Mirtha Legrand, Nelly Beltrán, Maurice Jouvet, Carlos Dagostino, Osvaldo Pacheco, Jorge Salcedo, Julia Sandoval, Luisa Vehil, Raúl Rossi, Augusto Bonardo, Javier Portales y Alberto Olmedo, entre otros grandes de la escena nacional. Pero aquel “cubo mágico”, que con el paso de los años se tildó de “caja boba” y más tarde “TV basura”, contaba con más argumetos para sorprender, y la primera vez de lo que hoy es Fútbol para todos fue el 18 de noviembre de 1951, con el partido entre San Lorenzo y River Plate, que contó con el auspicio de YPF.



Fue pocos días antes de la Navidad del ’51 que Canal 7, ubicado en Ayacucho y Posadas, extendió sus estudios al Palais de Glace, donde Pinky pasó el mayor papelón de su vida profesional: “Fue un bochorno de esos muy gordos: corría el año 1956 y la televisión no respetaba los horarios. Todo se hacía en vivo y yo estaba en el programa de Blackie en Ayacucho y Posadas, y además con Fito Salinas hacía unos avisos formidables desde el Palais de Glace. Y una vez tuve que ir a trabajar con cistitis. Pasaron 20 minutos, 30, y no aguanté. Llevaba un vestido de encaje blanco con la falda a media pierna, bajé de un Cadillac impecable, caminé sobre una alfombra roja y sin poder contenerme empecé a hacerme pis encima”, recuerda hoy Pinky con una carcajada, aunque confiesa que en aquel entonces se murió de vergüenza. Sobre su debut en el medio cuenta: “Yo vivía en San Justo, era menor de edad, estudiante de Ciencias Económicas, tenía dos trabajos, en uno me pagaban $ 740 y en el otro $ 400, y entré en la tele como modelo haciendo una publicidad de vinagre. Por un minuto por día cobraba $ 1.500 mensuales, y al mes ya ganaba $ 4.500 y a los seis meses, $ 30.000. Había pasado sólo medio año y en vez de estudiar debí salir a buscar un contador”.



Pero la televisión en su verdadera dimensión explotó en 1960, cuando aparecieron otras emisoras para competir con el pionero Canal 7. Primero lo hizo Canal 9 Cadete y pocos meses después Canal 13 Proartel. Luego, en el ’61, nació Canal 11 (que en el ’71 y de la mano de Héctor Ricardo García pasó a llamarse Teleonce) y en el ’66 Canal 2 de La Plata, cuya señal era casi imposible ver desde la Capital Federal. La grilla televisiva se llenó de imaginación y aventuras, con series norteamericanas Patrulla de camino, Roy Roger, Cisco Kid, Lassie, Rin Tin Tin, Caravana, Disneylandia, El Zorro y las producciones locales El capitán Piluso, en el que un “tira cables” rosarino llamado Alberto Olmedo, junto a Humberto “Coquito” Ortiz, dio sus primeros pasos consagratorios; Titanes en el ring, con Martín Karadagian; Juan Verdaguer acompañado por “la lechuguita” Zulma Faiad, Marrone, Pepe Biondi, Luis Sandrini con Felipe; el genial Narciso Ibáñez Menta en Obras maestras del terror; La familia falcón; Marilina Ross y Osvaldo Miranda en La nena; Sábados circulares con Pipo Mancera presentando a Niní Marshall, Tita Merello y Sandro con récords de rating que llegaban a los 70 puntos; Carlitos Balá; Operación Ja Ja; Héctor Coire y sus Sábados continuados; El club del clan, donde surgió Palito Ortega; Música en libertad con Leonardo Simons; El topo Gigio, y la mágica (y para algunos discutida) caminata lunar transmitida en vivo y en directo.



De aquellos comienzos televisivos, Pinky revela hoy la gran enseñanza que le dieron para estar delante de una cámara: “Me explicaron: ‘Al encenderse la luz colorada, usted habla’. Sentía que me temblaban las comisuras de los labios, pero no se notó nada y dije ‘las ensaladas que preparo para mi maridito son distintas, porque llevan vinagre Alcazar, que tiene este cómodo taponcito perforado’”. También tiene una anécdota tragicómica Claudia Sánchez, quien figuró en el libro Guinness por ser la modelo que más años realizó una campaña publicitaria. Fueron 14 extravagantes temporadas (1968-1982) durante las que, con los cigarrillos LM, le abrió la mentalidad y la imagen a la pacata mujer argentina y le “rompió” la cabeza a los hombres viajando por todo el mundo. Pero en sus inicios ella también hacía publicidad en vivo: “Estaba en Canal 9 esperando hacer mi pasada con un tapado de piel de Jean Cartier, cuando otra modelo que salía antes llevaba un mono de la mano y un arreglo frutal en la cabeza, y sorpresivamente el monito se le trepó buscando las bananas. Para eludir la situación, el productor pidió inmediatamente que salga el siguiete, pero a mi lado vi a unos soldaditos. Yo pensé que eran de otro aviso, y cuando les pregunté si iban ellos o yo, me respondieron: ‘Esto es una revolución’. Fue la revolución de Onganía, quien después también me prohibió una publicidad aduciendo que mi malla se transparentaba”.



Es que la televisión argentina se hizo “golpe a golpe, verso a verso”, y cada gobierno le imprimió su huella, entre listas negras y aperturas democráticas. Pero no siempre los prohibidos fueron señalados por los militares. Pinky, por ejemplo, fue excluida de la pantalla por aceptar una casual invitación de Perón en su exilio madrileño, y a su regreso a Buenos Aires fue castigada por el entonces presidente Agustín Lanusse. “Yo nunca fui peronista, pero en mi vida vi a alguien tan carismático y seductor como Perón. Mirá que estuve con Paul Newman, Gregory Peck, Cantinflas, pero nadie como Perón. Y diez días después de ese encuentro, al llegar a la Argentina me llevaron presa porque estaba prohibido por ley nombrarlo y yo lo había ido a visitar”, relata. Y años después también pagó su osadía con Raúl Alfonsín en el gobierno radical por haber realizado junto a Cacho Fontana el programa 24 horas por Malvinas: “Eso casi me cuesta la vida por haber puesto a todos los censurados, como Alfredo Alcón, Norma Aleandro y los milicos me querían matar, porque además nunca pronuncié las palabras Fuerzas Armadas, sino que proponía una paz con dignidad”. Nacida en blanco y negro, la pantalla chica tomó color a partir de 1978 para transmitir al exterior el Mundial de fútbol, y al año siguiente para los argentinos. Desde entonces, con una línea estructural muy parecida, en estos sesenta años pasaron por nuestra pantalla chica programas que fueron mojones, desde el prestigioso clan Stivel a los impactantes cachetazos de Arnaldo André. Pero el que marcó un antes y un después en cuanto a imagen fue Adrián Suar, quien en su afán de generar trabajo y ficción creó su productora Pol-Ka y le dio forma a Poliladron.



Imposible nombrar a todos los que tuvieron que ver con el desarrollo artístico y técnico de la televisión argentina. En muchos casos, verdaderos héroes de la nueva tecnología. A partir de 1995, con muchas productoras independientes, se aportó otra televisión, con éxitos como Resistiré, Los Roldán, Malparida, Herederos de una venganza, El elegido, Los únicos, El puntero, El hombre de tu vida, conviviendo con estos nuevos tiempos de escándalos mediáticos, desnudos, peleas y todo tipo de impudicias que genera día a día detractores y espectadores que se vuelcan al cable e Internet y abandonan la televisión abierta

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